BDSM

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El BDSM es una práctica sexual alternativa cuyas siglas significan Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo.

En ese sentido, destacó que bondage se refiere a “generar sensaciones nuevas y experiencias sensoriales  distintas, dejando en una posición de vulnerabilidad a la pareja al limitarle un sentido o impedirle el movimiento con ataduras u objetos como por ejemplo las esposas”. En este punto, afirmó, “hay que mencionar la técnica del Shibari: un arte japonés de atadura erótica a través de fibras naturales”.

“El Shibari es una práctica muy sensual por la conexión que se genera entre el que ata y el que es atado. Desde esos dos lugares se abren nuevas percepciones de cuidado y de entrega al otro, respectivamente, potenciando la presencia absoluta de ambos”, expuso Safadi.

La dominación y sumisión, en tanto, “se basa en la asimetría de poder”. Mientras que uno controla y ordena, el otro obedece y se somete. Esto se da a través de juegos de roles, disfraces y consignas.

Finalmente, con el sadismo y el masoquismo el disfrute y la excitación “se obtienen al generar o sentir displacer o algún tipo de dolor”, señaló la especialista. En este marco, las prácticas pueden pasar por varios matices, desde las más leves a las más extremas.

“El BDSM es la exploración del placer”

“El BDSM es la exploración del placer. Es poder comprender que nuestro deseo y nuestra excitación pasan por la cabeza y no solo por nuestros genitales.

Sexo bondage, sumisión, dominación… Una fantasía sexual recurrente, pero que no es como lo pintan. Las prácticas eróticas que pertenecen al universo BDSM (bondage-disciplina, dominación-sumisión, sadismo y masoquismo) y que son consideradas por algunos expertos como una parafilia —aunque sólo se consideren como un trastorno si lastiman a alguien más—, suelen ser complejas. Este tipo de actividades sexuales incluyen dejarse atar, dominar y esclavizar por una “soberana” o “señora” (eso significa literalmente la palabra dominatrix) y obtener satisfacción sexual a través de la sujeción, el castigo y la humillación.

Según algunos sexólogos e historiadores, el bondage-disciplina tiene su origen en la época victoriana, y se relaciona sobre todo con ataduras, nalgadas, humillación y una relación de opresión-sumisión consensuada que tiene que tiene que ver con especie de puesta en escena sexual donde los participantes acatan ciertas reglas, castigos y se establece una relación amo y esclavo.

Para saber más del sexo bondage, platicamos con una dominatrix experta que nos cuenta los pormenores de estas prácticas.

¿Quieres entrar en dicho juego? Debes estar seguro.

Muchos hombres tienen la fantasía oculta de sentirse humillados y lastimados, de sentirse débiles y vulnerables para reforzar su sensibilidad. Sea cual sea tu razón (incluso si es puramente hedonista), si decides experimentar el BDSM debes convencerte a ti mismo que realmente lo deseas. Al 100%. El hecho de que de vez en cuando recurras a tu dominatrix favorita no significa que te hayas convertido en un masoquista, sino que eres una persona a la que le gusta experimentar nuevas sensaciones y a la que el dolor puede revelársele como un nuevo placer.

Debes tragarte tu orgullo y dejar tu ego a un lado

“En este juego, el respeto por la dignidad se pierde, eres un esclavo”  puede incluir golpes, humillaciones físicas y sicológicas, escatología y actos de sumisión extrema. Todo depende de lo acordado y no es recomendable que las primeras veces lleves a cabo esta práctica sin alguna restricción previamente convenida, de lo contrario puedes salir bastante dañado (en muchos aspectos, tanto física como psicológicamente).

 

La palabra de seguridad

Esto es básico para cualquier pareja que tenga sexo. Tu dominatrix y tú deben contar con una palabra de seguridad en caso de que sientas que la situación se está saliendo de control. “Es importante que la dominatrix esté consciente que se trata de un juego sexual y no más, y que respete la palabra de seguridad convenida en caso de que quieras definitivamente parar”, También se vale que elaboren una lista de deseos sexuales. En un apartado lo que quieren cumplir; en otro, lo que probablemente —según el calor del momento— “pudieras” pedir. Y finalmente, los deseos extremos que cosas que deseas experimentar, que deberán resolver o decidir durante la sesión.

Debes ser tolerante

Finalmente, este ejercicio sexual de algún modo representa que comprendas que tanto un hombre como una mujer pueden tener el control en cierto momento, siempre y cuando sea absoluto común acuerdo. “Recuerda, eres un esclavo, un sirviente sumiso y tu dominatrix , debes estar consciente de que tu orgasmo no es precisamente la finalidad de ser sometido por una dominatrix. Al contrario, quizás tu castigo sea no poder llegar el clímax en la sesión mientras que tu dominadora alcanza altos grados de placer”, finaliza.

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